Cómo expresar un compromiso sincero con tu pareja (extracto del libro)
por Gary Chapman
„El amor comienza, o debería comenzar, en casa. Para mí eso significa Sam y Grace, papá y mamá, que me han amado durante más de cincuenta años. Sin ellos, seguiría buscando amor en lugar de escribir sobre él”.
„Amor es la palabra más importante en el idioma inglés, y la más confusa. Tanto los pensadores seculares como los religiosos están de acuerdo en que el amor juega un papel central en la vida. Se nos dice que “el amor es una cosa de muchos esplendores” y que “el amor hace que el mundo gire”.
Miles de libros, canciones, revistas y películas están llenas de la palabra. Numerosos sistemas filosóficos y teológicos han dado un lugar destacado al amor. Y el fundador de la fe cristiana quería que el amor fuera la característica distintiva de sus seguidores.1 Los psicólogos han concluido que la necesidad de sentirse amado es una necesidad emocional humana primaria. Por amor, escalaremos montañas, cruzaremos mares, atravesaremos arenas del desierto y soportaremos indecibles dificultades.
Sin amor, las montañas se vuelven imposibles de escalar, los mares imposibles de cruzar, los desiertos insoportables y las dificultades de nuestra vida. El apóstol cristiano de los gentiles, Pablo, exaltó el amor cuando indicó que todas las realizaciones humanas que no están motivadas por el amor son, al final, vacías. Concluyó que en la última escena del drama humano sólo quedarán tres personajes: “la fe, la esperanza y el amor. Pero el mayor de ellos es el amor.”2 Si podemos estar de acuerdo en que la palabra amor impregna la sociedad humana, tanto históricamente como en el presente, también debemos estar de acuerdo en que es una palabra muy confusa. Lo usamos de mil maneras. Decimos: “Me encantan los perritos calientes” y, en el siguiente aliento, “Amo a mi madre”.
Hablamos de actividades amorosas: nadar, esquiar, cazar. Nos encantan los objetos: la comida, los coches, las casas. Amamos a los animales: perros, gatos, incluso caracoles de compañía. Amamos la naturaleza: los árboles, la hierba, las flores y el clima. Amamos a las personas: madre, padre, hijo, hija, padres, esposas, esposos, amigos. Incluso nos enamoramos del amor. Si todo eso no es lo suficientemente confuso, también usamos la palabra amor para explicar el comportamiento. “Lo hice porque la amo”.
Esa explicación se da para todo tipo de acciones. Un hombre está involucrado en una relación adúltera, y lo llama amor. El predicador, en cambio, lo llama pecado. La mujer de un analcohólico se recompone tras el último episodio de su marido. Ella lo llama amor, pero el psicólogo lo llama codependencia. El padre complace todos los deseos del niño, llamándolo amor. El terapeuta familiar lo llamaría paternidad irresponsable. ¿Qué es el comportamiento amoroso?
El propósito de este libro no es eliminar toda confusión en torno a la palabra amor, sino centrarse en ese tipo de amor que es esencial para nuestra salud emocional. Los psicólogos infantiles afirman que todo niño tiene ciertas necesidades emocionales básicas que deben ser satisfechas para ser emocionalmente estable. Entre esas necesidades emocionales, ninguna es más básica que la necesidad de amor y afecto, la necesidad de sentir que pertenece y es querido.
Con una provisión adecuada de afecto, es probable que el niño se convierta en un adulto responsable. Sin ese amor, él o ella será emocional y socialmente retrasado. Me gustó la metáfora la primera vez que la escuché: “Dentro de cada niño hay un ‘tanque emocional’ que espera ser llenado de amor. Cuando un niño se siente realmente amado, se desarrollará normalmente, pero cuando el tanque del amor está vacío, el niño se comportará mal. Gran parte de la mala conducta de los niños está motivada por los antojos de un ‘tanque de amor’ vacío”.
Estuve escuchando al Dr. Ross Campbell, un psiquiatra que se especializa en el tratamiento de niños y adolescentes. Mientras escuchaba, pensé en los cientos de padres que habían exhibido las fechorías de sus hijos en mi oficina. Nunca había visualizado un tanque de amor vacío dentro de esos niños, pero ciertamente había visto los resultados. Su mal comportamiento fue una búsqueda equivocada del amor que no sentían. Estaban buscando el amor en todos los lugares equivocados y de todas las maneras equivocadas…”.
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